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My artistic work explores the connections and experiences of place, time, and memory.

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Living in different places has helped me develop an interest in our connections and interactions with the environment that sustains us, as our identity is tied to a sense of place and what surrounds us.

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In my work, I incorporate my personal reflections and memories. Each brushstroke leads to a chain of reactions and choices, determined by what arises during each session. The layering of paint creates a story, and the images become visual journeys to memories. I add or subtract paint, draw, and scratch the surface, making the act of painting a process of discovery. I am particularly drawn to the imperfection of brushstrokes, repeated forms, worn surfaces, and small marks left on the canvas.

Eventually, the work becomes an entity with its own voice and does not accept any more interventions from me. The result is the product of a reflective and self-discovery process, which in turn leaves space for the observer to interpret the image and give it meaning through their own personal experiences.

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I view the canvas I paint as the skin of a human being, with its own unique story to tell. Painting is a way for me to tell my story and daydream.

Mi trabajo artístico explora conexiones y experiencias de lugar, tiempo y memoria.

 

Vivir en diferentes lugares ayudó a desarrollar mi interés en nuestras conexiones e interacciones con el entorno que nos sustenta, ya que nuestra identidad está ligada a un sentido de lugar y lo que nos rodea.

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En mi trabajo, incorporo mis reflexiones y recuerdos personales. Cada pincelada conduce a una cadena de reacciones y elecciones, determinadas por lo que surge en cada sesión. Las capas de pintura crean una historia y las imágenes se convierten en viajes visuales a los recuerdos. Agrego o resto pintura, dibujo y raspo la superficie, convirtiendo el acto de pintar en un proceso de descubrimiento. Me atrae especialmente la imperfección de las pinceladas, las formas repetidas, las superficies desgastadas y las pequeñas marcas que quedan en el lienzo..

 

Eventualmente, la obra se vuelve una entidad con voz propia y no acepta más intervenciones de mi parte. El resultado es producto de un proceso reflexivo y de autodescubrimiento, que a su vez deja espacio para que el observador interprete la imagen y le dé sentido a través de sus propias experiencias personales.

 

Veo el lienzo que pinto como la piel de un ser humano, con su propia historia única que contar. Pintar es una manera para mí de contar mi historia y soñar despierta.

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Foto: Daniela Sánchez @danielasanchezsoy

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